Barcelona instalará 500 nuevas cámaras de videovigilancia hasta 2027

El Ayuntamiento de Barcelona, liderado por Jaume Collboni (PSC), ha anunciado este jueves un ambicioso plan de ampliación de la videovigilancia urbana: desde noviembre de este año y hasta las elecciones de 2027 se instalarán 500 cámaras más en distintos puntos de la ciudad. Estas se sumarán a las 160 ya existentes, lo que llevará el total a 660 dispositivos. Para comparar, Madrid cuenta con cerca de 1.000 cámaras, mientras que Niza dispone de 3.500. Si Collboni logra la reelección, el proyecto prevé añadir otras 500 cámaras en el siguiente mandato.

Según el barómetro municipal, la inseguridad es el principal problema percibido por los vecinos de Barcelona, semestre tras semestre. Sin embargo, el equipo de gobierno sostiene que esta percepción no refleja las estadísticas delictivas. Aun así, Maite Català, gerente de Seguridad y Prevención del Ayuntamiento, ha señalado que en dos años se triplicará el número de cámaras en todos los distritos. Català asegura que estos dispositivos forman parte de una “estrategia complementaria a la presencia policial para prevenir delitos e infracciones graves” y que su instalación se hará siguiendo criterios de “proporcionalidad, necesidad, idoneidad y mínima intromisión”, con la colocación de rótulos informativos para alertar a la ciudadanía.

La historia de la videovigilancia en Barcelona es relativamente reciente. La primera cámara se instaló en 2001 en la plaza George Orwell, en el barrio Gòtic. Hasta 2019, se colocaron solo 62 cámaras, principalmente en Ciutat Vella y Eixample. Posteriormente, se amplió su número a 160, siendo la última instalada en octubre de 2024 en la calle Sant Oleguer, en el barrio del Raval.

El Ayuntamiento ha detallado que la Guardia Urbana será la única encargada de revisar las imágenes desde la sala conjunta de mandos en la calle Lleida. La primera fase de la nueva instalación comenzará la próxima semana en plaza Catalunya, con 134 cámaras (30 de ellas renovaciones). El paseo Marítimo de la Barceloneta también será un área prioritaria, con cámaras que entrarán en funcionamiento en 2026. Las fases 2 y 3, entre 2026 y 2027, añadirán 121 cámaras, mientras que la fase final, coincidiendo con el año electoral, instalará 245 más.

Aunque la ubicación exacta de cada dispositivo se mantiene reservada, Català ha explicado que se priorizan espacios con incremento de delitos, problemas de convivencia o alta ocupación de la vía pública, así como áreas identificadas por el proyecto europeo Securcities como de riesgo para incidentes graves o ataques terroristas. Cada instalación requiere un informe a la Comisión de Control de Dispositivos de Videovigilancia de Cataluña y la autorización de la Dirección General de Administración de Seguridad de la Generalitat.

El coste medio de cada cámara se estima entre 28.000 y 30.000 euros. Una vez completado el plan, el 5,16 % del espacio público de Barcelona estará videovigilado. Ninguno de los dispositivos contará con reconocimiento facial ni tecnologías de identificación basadas en inteligencia artificial.