Quiero que Amarte

“… ¡Mírame!

Mírame y dime qué clase de hombre soy,

¿qué clase de hombre soy?

Necesito tu abrazo,

nunca he sentido tu abrazo,

me gustaría sentirlo y que se quedara conmigo.

No sé qué soy, pero sé que las cosas pasan
en poco tiempo… y todo cambia. Estoy vivo, estoy vivo,

aunque nunca te hayas fijado en mí, en lo que siento
por ti… pero el mundo sigue girando y todo acaba
siendo olvidado. La verdad es que
¡somos tan frágiles como el papel!”

Vincenzo Calafiore

Solo quiero amarte.

Amarte como sé amar.

Me gustaría amarte, o poder amarte, como el mar ama la orilla. La acaricia y se funde en sus brazos; no es más que su unión, aunque dure solo unos instantes, el tiempo que puede durar un beso y una caricia intercambiados con la mirada.

Ojalá solo fuera un abrazo para ti, uno de esos abrazos que te hacen sentir segura, amada, protegida.

Soy un hombre que sabe lo que quiere, de esos que harían cualquier locura por verte, abrazarte, llenarte de besos, decirte: «No me pierdas en tus ojos».

El amor ama a estos hombres, que siempre sorprenden, los que te hacen reír incluso cuando lloras, los que no podrían vivir sin ti.

¡Ese soy yo!

Una mezcla de cosas distintas. Un poco de sombra, un poco de luz, ¡nunca igual!

Hay demasiados hombres egocéntricos, pero hombres llenos de «ti»…

¡Es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer!

¡Solo quiero amarte!

Amarte incluso desde la distancia.

Te esperé en cada cruce de caminos, en cada esquina, porque sabía que valía la pena, porque eras la única que me hacía sentir… alma.

Te amé incluso cuando me engañaste, y estoy aquí para decirte que nunca te olvidaré, y siempre espero verte llegar algún día con esa sonrisa que tienes y que huele tanto a primavera.

Era realmente hermoso poder verte con ese vestido de flores y ese sombrero de paja blanco, en el que siempre llevabas una flor silvestre.

Eras muy graciosa con esa brizna de hierba entre los labios, te daba un aire despreocupado, sí, porque eras así, una suave brisa de verano, tenías la primavera dentro y cuando hablabas no sabía si era un juego o si hablabas en serio… terminamos riéndonos de eso, no nos importaba, éramos solo tú y yo, ¡como una flor en un vaso! Mírame, aunque sé que no me extrañas; mírame ahora que mi rostro está cansado; mírame ahora y dime que no me extrañas.

Pero ¿cómo sabes cuántas veces pienso en ti y cuántas veces desearía tenerte conmigo?

¡Si tan solo me miraras!

¡Si tan solo me amaras, comprenderías que eres lo más hermoso que jamás he podido expresar!

Ámame como soy: ¡Quiero amarte!