La Mariposa

«Elige una mujer Mariposa, una
que por la mañana aún tenga un sueño en la mirada
o ojos llenos de sueños, que sueñe, que
se pierda en una biblioteca o entre las
páginas de un libro!»
Vincenzo Calafiore

Ser «una mariposa, una Mariposa» significa pertenecer a un sueño y, al mismo tiempo, ser el sueño de quien la ama.
¡Qué difícil es encontrar una mujer «mariposa, mariposa» hoy en día! Hoy en día, son uñas postizas, puro maquillaje, pura apariencia y nada de sustancia.
Creen que saber desvestirse, saber venderse, ser falsa y capaz de fingir estar enamorada es suficiente para ser una «mujer», quizás una mujer para casarse, ¡pero no es así! Hay mujeres mariposa, mujeres soñadoras, aquellas que apenas soportan la mirada de un hombre y se sonrojan porque creen que no merecen esa atención, que te abrazan o te toman de la mano como si abrazaran al mundo, que nunca se cansan de escuchar tu voz, que entran en tu vida muy despacio, a pequeños pasos.
¡Elige una mujer mariposa para tu vida!
Esa mujer que se desnuda solo para ti, para complacerte, y se viste para complacerte, para que puedas decirle: ¡qué hermosa eres!
Y se esfuerza por decir «Te amo», y te ama en silencio, tal como te lo dice en silencio con la mirada.
¡La «Mujer Mariposa» que lucha cada día para enfrentar el mundo que la espera fuera de las paredes de su hogar!
Elige a una mujer mariposa porque recuerda todo lo que le has dicho, porque significa todo para ella.
La que nunca pierde la oportunidad de recordarte lo importante que eres para ella y lo feliz que se siente con esa sonrisa en su rostro que le regalas. ¡La que nunca pierde la oportunidad de abrazarte!
La que se acuesta aferrada a ti por miedo a perderte en la noche…
¡Me gusta pensar en un día entero con ella!
La que te susurra por las noches: prométeme que si no somos lo suficientemente fuertes para permanecer juntos, seguiremos amándonos desde la distancia.
Ojos como los tuyos son inolvidables, mi amor… ¡queman el alma!
Me gusta pensar que mañana, cuando vuelva a abrir los ojos, ¡estarás ahí esperándome!
Si conoces a una «mujer mariposa» en tu vida, ¡no la dejes volar, aférrate a ella sin arruinarle las alas!